BIENVENIDA

Distinguido lector que estás frente a la pantalla y que puedes compartir experiencias, les doy la bienvenida a mi libro virtual en el cual encontrarán sensaciones, momentos, recuerdos y descripciones de sentimientos que sólo se conocen por el corazón.



Espero disfruten la lectura de estas páginas virtuales.



Mar!







domingo, 8 de julio de 2012

Sin revestimientos

Luchar. Luchar. Nadar contra la corriente porque nadar a favor es de peces muertos.
Luchar y seguir porque detenerse es morir.
Tantísimas frases que pueden decirse en este caso. Pero la verdad es que continuar no es fácil. Lo cierto es que sonreír también cansa, y sobre todo cuando es para ocultar una lágrima o para demostrar que hay orgullo.
¿Quién no ha usado una máscara en determinado momento de su vida?
¿Quién no se ha cubierto contra el mundo?

Hoy yo puedo decir que realmente he estado cubierta pero quiero quitarme esa capa y dejar de luchar para poder mostrarme como realmente me siento, quiero liberarme; aquel revestimiento lo estoy dejando y de ahora en adelante caminaré con la mirada en el cielo pero los pies en la tierra.

Sin revestimientos la vida es mucho más sencilla. Me hago más humana.

Llamada Soledad

¿Que soy rara?
¿Que no soy normal?
¿Que soy impredecible?
Pues sí. Definitivamente sí lo soy. O mejor dicho no soy. No soy común, normal, ni predecible. No encajo en el sistema. No sé mimetizarme entre las personas y pasar desapercibida.
No comprendo qué es lo que debo hacer cuando estoy sola, pero ahora que me toca vivirla, sentirla, palparla, oírla retumbando en mis oídos con su silencio debo admitir que es agradable y reconfortante y que muy pocos saben valorar la soledad.
La soledad es la amiga incomprendida. La amiga que realmente te puede dar tu espacio, tu lugar, y te da tiempo pero que muy pocos desean acceder a ella.
Se prefiere el bullicio, la risa, los cambios constantes, pero en esa estructura a veces impenetrable se consiguen grandes hechos y mejores decisiones.

Soy diferente, soy distinta, soy de las que disfruta un placer muy simple y de las que ríe hasta más no poder.
Soy de aquellas que si siente algo lo dice, sin temor a represalias,  soy una persona con virtudes y defectos, con momentos de alegría y con dificultades.
Soy de quienes trata de poner en práctica lo que lee y las frases de altruismo.
Soy quien se olvida del mundo cuando viaja a través de los libros.
Soy y no soy.

Soy la amiga incomprensible, llamada Soledad.

domingo, 8 de abril de 2012

Momentos en los que dices 'no' y debe ser 'no'.

No más.
Nunca más.
No por favor.
No lo hagas.
No me mires.
No me retes.
No me siento bien para soportar esto.
No lo toleraré.
No quiero que esto se repita.
No puedo controlarlo. Ni controlarme.

Pero hay personas que no comprenden lo que significa NO. Quieren que lo gritemos, quieren que lo digamos enojados o serios. No pueden comprender un NO sincero, pero sin caras tristes, sin rostros resentidos, solamente con la confianza de que no desafiarán ese NO porque lo has dicho con mucha convicción. Y ahí van algunos y lo hacen.
Que digan de todo, no han entendido un NO sincero, así que no merecen más nada luego de hacer justo aquello a lo que se dijo NO.

NO es NO.

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miércoles, 29 de febrero de 2012

Llueve fuera, llueve dentro.


La situación se me va de las manos.
Los momentos se tornan tormentosos.
Canalizar las emociones me hace desesperarme más al no ver resultados.
La impaciencia puede convertir un momento hermoso en un total infierno.

Morderse el labio, hacer puño, romper algo, callar, golpear, mirar con cólera, correr o simplemente respirar, ya-no-arreglan-nada.

Ver la historia escrita en una página, convertir el papel inmaculado en una cueva,
en una cueva con luz pero que esconde.
Un escondite perfecto.
El perfecto escape.
Un escape perverso.
El perverso momento de sacarme de las casillas.
Sacarme el infierno de adentro.
Pero esos dos infiernos se hicieron un paraíso.
Y hoy. Hoy, como muchas veces, llueve en el paraíso.

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Lo que no es, no es.


Cuando sientes que la realidad te golpea como el viento, con el viento.
Cuando pretendes que guardar los problemas o lo que escapa a tu control en una gaveta del escritorio los hará desaparecer.
Cuando la indecisión nubla tu visión objetiva de la situación.
Cuando idealizas a quien deberías humanizar.
Cuando esquematizas en tu mente un gran mapa en el que no logras identificar nada, ni puedes unir dos caminos.
Cuando tienes opciones y no prioridades.
Cuando te confundes y no distingues quién importa más.
Cuando te hace sentir bien el hecho de que haya una persona ahí, siempre, para hablar en difícil, para sentir lo mismo juntas, para escribir algo de a dos, para escuchar una música o decir palabras que llevarán en el corazón por la eternidad...
Cuando la persona que importó, que importa y que quizá siempre importará tiene un pie en un país al otro lado del mundo.
Cuando realmente no hay decisiones que tomar, no hay nada que analizar, no hay nada que pensar, no hay nada más que recordar, y sin embargo hay mucho para olvidar. Por que lo que no es, no es. Y no será.

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Para bien o para mal.
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Todo está Claro


Es cierto que hay días en los que no deseo ni llamadas, ni preguntas, ni saber si se preocupan por mí.
Pero justamente cuando tengo esa libertad de no recibir llamadas preguntando mi paradero, o una vocecilla que me indica que no llegue demasiado tarde, o recordándome que debo tomar un carro confiable y no distraerme y perder de vista la ruta... Justamente en ese momento, ese día, en esas circunstancias 'No me dan ganas de salir', me siento absolutamente perdida, siento que si la persona en la que confío y de la que 'dependo' -en todo el sentido de la palabra- no está en la misma ciudad que yo o a unos kilómetros me falta algo, siento que pierdo el rumbo o que no llegaré con bien o si me sucede algo definitivamente no contaré con esta persona porque está fuera del radio dispuesto para salvarme la vida o socorrerme en caso me ataque alguna mosca mutante o en el temible caso de que me quede sin dinero o se me antoje algo.

En cuando siento que puedes alejarte más allá de unos kilómetros, la dependencia hace acto de presencia.

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